Se me caen pedazos de batata al horno sobre el libro,
y no se si seguir escribiendo un poco mas o limpiar el libro
o buscar el ultimo trago de porrón.
Arriba, yendo por las escaleras,
le tiran las cartas a una chica muy perfumada.
Mi preocupación es que la cerveza no este congelada,
pasa que en este barrio es jodido conseguir bebida a estas horas.
Siempre me ha llamado la atención el ambiente en el que el poeta escribía.
Por suerte no está congelada, y es más de un trago.
A veces pienso que tenía razón Bukowski.
Tengo que hacer algo más tarde, y me surge la duda.
Tomo más cerveza.
Me veo reflejado en el monitor de esta pantalla.
Y veo algo interesante, pero desinteresado por todo.
Soberbio, porque no.
viernes, 20 de abril de 2018
Poema
Mientras leo uno, de este muchacho
Frank O´Hara.
Me pregunto.
¿Que tan boludo tengo que ser para corrtar la lectura
de uno de sus poemas para subir un fragmento a instagram?
La critica es clave,
de última, me ha invitado a escribir esto.
Pero debería dejarlo y volver con el poema.
Frank O´Hara.
Me pregunto.
¿Que tan boludo tengo que ser para corrtar la lectura
de uno de sus poemas para subir un fragmento a instagram?
La critica es clave,
de última, me ha invitado a escribir esto.
Pero debería dejarlo y volver con el poema.
martes, 17 de abril de 2018
Ruido
Está lindo el clima.
Son las 00:34 y es otoño.
Entra un vientito fresco que me da en el arco del pié,
y una sensación sube hasta mi rodilla,
recordando la humanidad.
Suena música del vecino,
rock nacional, Gardelitos, me parece.
Me molesta la música cuando me quiero concentrar,
por eso trato de centrarme en el ruido de la heladera.
No encuentro onomatopeya para aquí representarlo,
sería como grrrr grrr grrrr, pero la gente suele asociar esto
a los gatos que ronronean.
Entonces, con el acompañamiento de tal sonido aquí estoy.
Tratando de cumplir con mi promesa de escribir y publicar
lo que sea cada vez que abra este cosito para escribir del blog.
Práctica, le dicen.
Yo no digo que sea una tortura, de hecho está muy lejos de eso.
Pero aquí estoy pensando si mi vergüenza, que son estas letras
mas o menos ordenadas, va a ser puesta a la intemperie de las miradas
de mis dos o tres lectores.
A decir verdad, podría mandar este poema a esas dos o tres personas,
para que me digan "si da" que lo suba.
A veces, la soberbia opera como empuje,
y creo que está bien que así sea.
Son las 00:34 y es otoño.
Entra un vientito fresco que me da en el arco del pié,
y una sensación sube hasta mi rodilla,
recordando la humanidad.
Suena música del vecino,
rock nacional, Gardelitos, me parece.
Me molesta la música cuando me quiero concentrar,
por eso trato de centrarme en el ruido de la heladera.
No encuentro onomatopeya para aquí representarlo,
sería como grrrr grrr grrrr, pero la gente suele asociar esto
a los gatos que ronronean.
Entonces, con el acompañamiento de tal sonido aquí estoy.
Tratando de cumplir con mi promesa de escribir y publicar
lo que sea cada vez que abra este cosito para escribir del blog.
Práctica, le dicen.
Yo no digo que sea una tortura, de hecho está muy lejos de eso.
Pero aquí estoy pensando si mi vergüenza, que son estas letras
mas o menos ordenadas, va a ser puesta a la intemperie de las miradas
de mis dos o tres lectores.
A decir verdad, podría mandar este poema a esas dos o tres personas,
para que me digan "si da" que lo suba.
A veces, la soberbia opera como empuje,
y creo que está bien que así sea.
Gracias
Era un martes por la mañana.
El sol pegaba en mi cara,
también en mí café de diez pesos.
Un cantidad de gente hablando en grupos:
atrás, unas chicas intercambiaban pareceres
en ingles, con una tonada un poco exagerada;
por ahí cerca, otros tantos decían no se que
sobre la micro-historia;
mis vecinos de mesa, se quejaban por el calor
a tal altura del año.
Una chica, en mis cercanías, hacía gestos ampulosos
mirando al celular.
Yo solo quería enumerar cosas en mi cabeza,
cosas que tengo que hacer, y otras que no.
¡que noble tarea!
Que rutina de ejercicios podría hacer por la tarde,
los cinco mejores delanteros de la selección,
la cantidad de libros que voy leyendo,
cosas así.
También me gustan los videos de youtube que entran en esa lógica.
Los diez peores juegos de pelea de la historia,
cinco ejercicios que pueden cambiar tu vida
(cuanta mentira, mirá si un ejercicio va a cambiar mi vida),
los mejores goles de Messi pensando en su abuela muerta,
cosas así.
Una abeja, en realidad tres abejas
rondaban mi humanidad,
una se posaba en mi labio, un poco robusto,
las otras dos se llevaban la atención de mis pupilas
preocupadas por encontrar el momento justo para que mis manos
le metan un chirlo.
No se podía llevar a cabo esa tan noble tarea.
Mas tarde, una charla distendida.
Después, una ayuda recibida.
Se va la mañana.
El sol pegaba en mi cara,
también en mí café de diez pesos.
Un cantidad de gente hablando en grupos:
atrás, unas chicas intercambiaban pareceres
en ingles, con una tonada un poco exagerada;
por ahí cerca, otros tantos decían no se que
sobre la micro-historia;
mis vecinos de mesa, se quejaban por el calor
a tal altura del año.
Una chica, en mis cercanías, hacía gestos ampulosos
mirando al celular.
Yo solo quería enumerar cosas en mi cabeza,
cosas que tengo que hacer, y otras que no.
¡que noble tarea!
Que rutina de ejercicios podría hacer por la tarde,
los cinco mejores delanteros de la selección,
la cantidad de libros que voy leyendo,
cosas así.
También me gustan los videos de youtube que entran en esa lógica.
Los diez peores juegos de pelea de la historia,
cinco ejercicios que pueden cambiar tu vida
(cuanta mentira, mirá si un ejercicio va a cambiar mi vida),
los mejores goles de Messi pensando en su abuela muerta,
cosas así.
Una abeja, en realidad tres abejas
rondaban mi humanidad,
una se posaba en mi labio, un poco robusto,
las otras dos se llevaban la atención de mis pupilas
preocupadas por encontrar el momento justo para que mis manos
le metan un chirlo.
No se podía llevar a cabo esa tan noble tarea.
Mas tarde, una charla distendida.
Después, una ayuda recibida.
Se va la mañana.
lunes, 16 de abril de 2018
Boludeces
Cuando recuerdo como me mirabas,
esa nube blanca atravesada por el sol
invade mis pensamientos.
Su forma, es un recuerdo amorfo de tus palabras.
Su color, es el de tu cara por las mañanas,
mientras me contemplabas.
La lluvia que va a caer desde ella,
representa el triste final.
Pero esos rayos que la parten
y dan con mi pecho,
son la luz de la esperanza, una esperanza visible,
hasta tangible por mis sentidos.
La nube se va desarmando de a poco,
pero la voy a recordar,
como a vos.
Es muy fácil escribir boludeces.
esa nube blanca atravesada por el sol
invade mis pensamientos.
Su forma, es un recuerdo amorfo de tus palabras.
Su color, es el de tu cara por las mañanas,
mientras me contemplabas.
La lluvia que va a caer desde ella,
representa el triste final.
Pero esos rayos que la parten
y dan con mi pecho,
son la luz de la esperanza, una esperanza visible,
hasta tangible por mis sentidos.
La nube se va desarmando de a poco,
pero la voy a recordar,
como a vos.
Es muy fácil escribir boludeces.
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