Esa noche había música.
Tarea Fina sonaba.
Cerveza acompañaba,
no me acuerdo cual,
pero era de las verdes.
Yo le explicaba Roberto porque me interesaba esa chica.
No se hacía la intelectual.
No andaba pensando en la cita de autoridad.
Le huía a las palabras complicadas,
como pernicioso o sine qua non.
Si tenía que decir una boludez, la decía.
No andaba viendo quien estaba para opinar.
No le gustaba Spinetta,
que me la baja tanto.
No era inquisitiva con lo que el resto decía.
En fin.
Eso me gustaba de ella.
Más tarde.
La fiesta.
Ella bailaba sonriente con los dedos en punta,
solo el baile le importaba, al parecer.
¿yo?
Apoyado en la barra,
haciéndome el que no miraba.
"No seas cagón", me decía Roberto.
"Desde la otra punta se nota que la miras", decía Roberto.
Más tarde.
¿Yo? En la barra.
¿Ella? Bailando con Roberto.
Más tarde.
Llego a mi casa.
mis vecinas hacían karaoke.
Sonaba Laura Pausini,
versión de mi vecina.
El eco era terrible,
no podía dormir.
¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario