El vientito que corre no se amiga con la humedad de la casa
abrir las puertas, hoy por hoy, es una invitación al vacío
las teclas suenan, tac tac tac, se apoderan de la cocina
la luz de la pantalla alumbra una nariz poderosa
y unos ojos cada vez más chiquitos
que observan como la parte blanca se cubre de negro
una cadena de símbolos
ideas poco orinales
en virtud de lo que está de moda.
Son pensamientos dispersos
que se entrecruzan con otros recurrentes
y se traban en una albóndiga de renglones
que seguramente van a ser borrados
y vueltos a escribir
borrados
y vueltos a escribir.
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